Friday, November 22, 2013

CLIC

CLIC
de Daniel Carrión de Gómez
Por más intensidad que le pusiera, Héctor no lograba que aquel mar le devolviera la mirada. En cambio hacía que le desfilaran por la cabeza las mismas imágenes, una y otra vez, como si fuera uno de aquellos antiguos proyectores circulares de diapositivas que terminaban y volvían a empezar, implacables.
Clic.
En el centro se ve una pareja. Ella, notoriamente embarazada y Héctor, de rodillas a su lado, en actitud de sostener la panza mientras estira labios y cuello, intentando que se note que quiere besarla pero a la vez sin ocultar la cara a la cámara. En segundo plano se ve la arena dorada y brillante y más allá, un río marrón y caudaloso que corre sin frenos. Él siempre había preferido el río al mar. Quizá porque había nacido en una ciudad con río, pero él afirmaba que era porque el mar le parecía un tibio, un indeciso que venía y se iba, venía y se iba, en cambio el río siempre estaba llegando y yéndose a la vez. Uno le podía entregar sus penas y él se las llevaba así, sin más, y las arrojaba al mar, lejos.
Clic.
La imponente Puerta de Alcalá ocupa casi todo el campo visual; a un costado, chiquititos, dos adultos y un diminuto Héctor en el medio. Era el viaje de vuelta a las raíces que todo el mundo debería poder hacer por lo menos una vez en la vida y Madrid era la primera escala. Era uno de sus primeros recuerdos, sostenido por la sensación de que todo (como todas las cosas cuando somos chicos) le parecía enorme, desproporcionado. El avión que los había llevado le había mostrado cómo se veía el mundo desde muy alto, y él, desde entonces, supo que lo quería ver desde más alto. Más alto que nadie. Ver el mundo desde tan alto, en rigor, desde tan lejos, que apenas fuera una cabeza de alfiler en un mar de estrellas.
Clic.
Los novios sonríen como todos los novios a la salida de la iglesia. Los rostros lucen varios años más jóvenes que en la foto junto al río. Una lluvia de arroz y papel picado borronea la imagen e insiste en instalarse sobre su flamante uniforme azul oscuro. Aún era un novato, pero había conseguido el primer objetivo: ingresar a la Academia. Dos sueños cumplidos.
Clic.
Con una mano sostiene el enorme casco, cuyo diseño no ha cambiado mucho desde aquellos que, en su infancia, asociaba inevitablemente con una gigantesca pecera. Con la otra mano, y en la medida en que el abultado traje blanco se lo permite, abraza a su mujer y a su hija, que habían viajado especialmente para acompañarlo en el tercer momento más importante de su vida. Siempre les había dicho a sus mujeres, por separado, que el momento más importante de su vida fue cuando las conoció: a una, en la sala de partos, a la otra, en aquella esquina esperando que cambiara la luz del semáforo. Esto las hacía felices a ambas y no importaba cuál era más importante, sumaban dos. Y este momento, el de partir en su primera misión, en solitario, contaba como el tercero.
Clic.
Sala de partos.
Clic.
Luces de semáforo.
Clic.
La luz azul titilando en el tablero indica que está entrando un mensaje desde el planeta. El alunizaje había sido exitoso y se preparaba para descansar antes de comenzar con las agotadoras tareas de la misión.
Clic.
Con una mano sostiene el enorme casco, y con la otra abraza a su mujer y a su hija.
Clic.
El pesado camión que golpea con fuerza el auto y lo desvía a los tumbos de su trayectoria original, arrebatando instantáneamente la vida de las dos mujeres que van dentro. El mensaje de la luz azul había sido escueto pero contundente.
Clic.
El filo de la herramienta cortando cables y, con ellos, toda posibilidad de comunicación y de emprender el regreso. Sabía que una misión de rescate no llegaría a tiempo y contaba con ello.

Aunque prefería los ríos se sentó frente a aquel Mar de la Tranquilidad, el mayor mar sin agua que jamás había visto y que no le devolvía la mirada. No importaba. Sabía que sus mujeres lo aguardaban en esas estrellas que parecían al alcance de la mano y simplemente esperó.
*Clic recibió mención de publicación en la Edición 2013 del concurso a Puro Cuento de la Biblioteca Popular del Paraná.